Tres
generaciones de Derechos Humanos
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue
aprobada en 1948 por la asamblea general de las Naciones Unidas. En la
actualidad se habla de tres generaciones de derechos humanos:
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1. Los derechos de la primera generación
son los que exigieron los revolucionarios de los siglos XVII y XVIII (derechos
civiles y políticos como la libertad, el derecho al voto, entre otros).
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2. Los derechos de la segunda generación
corresponde a las exigencias de movimientos obreros, como los derechos
económicos (protección contra el desempleo, salario digno o descanso), a la
educación y al disfrute de los bienes culturales.
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3. Los derechos de tercera generación
han surgido debido a dos factores: el cambio de valores de las sociedades y la nueva organización nacional e
internacional. Son, entre otros, el derecho a vivir en paz, a tener un medio
ambiente no contaminado o el derecho al desarrollo de los pueblos que se encuentran
en situaciones de atraso económico y cultural. También se engloban aquí los
derechos de los niños, los derechos de los trabajadores inmigrantes y los
derechos de las minorías étnicas o religiosas.
Kant,
precursor indiscutible de los Derechos Humanos
A continuación, se desglosan algunos conceptos de la
filosofía kantiana, fundamentales para comprender los presupuestos filosóficos
de los Derechos Humanos.
La “mayoría de edad” y la autonomía de
voluntad.
En la Marcha global contra el trabajo infantil en Nueva
Delhi (la India), el hombre alcanzó “la mayoría de edad de la razón”, eso
suponía que a partir de ahí debía pensar por sí mismo: el espíritu ilustrado
implica la emancipación de cualquier autoridad moral y dogmática. El hombre
debía pensar por sí mismo, ponerse en lugar del otro y ser consecuente. Esto
significa que los principios de la acción deben ser escogidos por sí mismos
porque nuestra voluntad, libre y sin esperar ninguna finalidad o recompensa, ha
sido determinada por nuestra razón. La cuestión es, ¿qué principio puede
determinar la acción que debo escoger? Este es el imperativo categórico, según
el cual debo actuar de tal manera que lo que haga en cualquier momento se pueda
convertir en norma de conducta para toda la humanidad. Esta será la ley por
excelencia para Kant.
La dignidad y el reino de los fines
Kant define la dignidad a partir de la tercera
formulación del imperativo categórico: “obra de tal modo que te relaciones con
la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un
fin, y nunca solo como un medio”. Los seres humanos no pueden ser utilizados
pues son fines en sí mismos. Todo ser humano tiene un valor absoluto y no puede
ser relativizado; de ahí la famosa frase de Kant: “el ser humano no tiene
precio, tiene dignidad”.
La paz perpetua
En esta obra, Kant defiende que los Estados deben
regirse por una Constitución republicana que represente al pueblo y está basada
en la división de poderes. A continuación, propone la creación de una
federación internacional de Estados libres, una sociedad de naciones regida por
el derecho de gentes, lo que Kant denomina derecho
cosmopolita, cuya principal finalidad es evitar la guerra entre Estados y
asegurar así la paz perpetua.
Se puede advertir la clara influencia kantiana en la
Declaración de los Derechos Humanos con solo leer el comienzo del preámbulo,
que reza así: “Considerando que la
libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de
la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana (…)”.
http://revistas.una.ac.cr/index.php/praxis/article/view/4131
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